sábado, 5 de marzo de 2016

Michael González en la Fundación PRASA

Con Michael González y María Dolores Baena. Foto M. Murillo para Diario Córdoba

El pasado miércoles pudimos disfrutar en la Fundación PRASA de un ameno recorrido por La Habana Vieja de la mano del Dr. Michael González Sánchez. El ponente fue presentado por María Dolores Baena Alcántara, directora del Museo Arqueológico de Córdoba y presidenta del Consejo Social de la ciudad de Córdoba. Lola fue la persona que hizo posible la celebración de esta charla, al poner en contacto a Michael con la Fundación PRASA.

La ponencia, ilustrada con magníficas imágenes de La Habana, comenzó con una primera parte que Michael dedicó a explicar el entramado institucional que se encarga de proyectar la rehabilitación de este casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad. Una serie de departamentos coordinados desde la Oficina del Historiador, institución creada hace un siglo y que en la actualidad depende directamente del Consejo de Estado cubano. A través de esta institución no sólo se planifica, sino que también se ejecutan los proyectos de rehabilitación.

A contiuación, el ponente nos ofreció una panorámica general sobre las características y los problemas existentes en el casco histórico. Desde la estructura de la propiedad urbana, con grandes edificios subdivididos internamente en pequeñas propiedades, hasta las condiciones climáticas (esencialmente la humedad relativa siempre elevada) que ocasionan deterioros graves en la arquitectura.

Finalmente, Michael desgranó algunas de las actuaciones de rehabilitación urbana realizadas durante la última década. Nos ofreció un discurso exento de triunfalismos, reconociendo la insuficiencia de las actuaciones realizadas. Una visión que no es diferente a la que podemos tener los profesionales del Patrimonio Histórico de cualquier lugar del mundo en nuestros ámbitos geográficos. Porque por mucho que se avance, siempre queda trabajo por hacer. Sin embargo, los ejemplos de recuperación de espacios urbanos que fue presentándonos, con el entusiasmo de quien ama su ciudad y su profesión, nos dejaron un magnífico sabor de boca. Una sensación clara de que, a pesar de todas las dificultades (por supuesto, las económicas no son las menores), La Habana Vieja tiene futuro.


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