domingo, 23 de junio de 2013

Relatos en el Arqueológico

José María Fernández, ganador del concurso.


En otras ocasiones ya me he referido en este blog a la importancia que el programa de difusión del Museo Arqueológico de Córdoba otorga a las actividades de promoción de las artes, ya sean música, pintura, artes escénicas o literatura. Para no repetirme, entraré directamente en faena para comentar la entrega, ayer sábado, de los premios del X Concurso de Relato Breve del Museo Arqueológico de Córdoba (aquí, reseña en El Día de Córdoba).

El acto estuvo presidido por David Luque Peso, Director General de Industrias Creativas y del Libro de la Junta de Andalucía, y en él participaron la directora del museo, María Dolores Baena, los premiados y los representantes de los patrocinadores y entidades colaboradoras: Fundación PRASA (patrocinadora del primer premio, que tuve la satisfacción de entregar en su nombre al ganador), Arqueobética, Grupo Sojo, Zum Creativos y Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Córdoba. Los tres primeros premios correspondieron a José María Fernández Vázquez, de Sevilla, Antonio Manuel Perogil Asensio, de Sevilla y Anita Martín Cabrera, de Madrid.

En primer lugar, la importancia de esta actividad viene dada, por supuesto, por la calidad de los relatos participantes. A través de ellos no sólo podemos ligar la creación literaria a los contenidos del Museo Arqueológico. Además, como destacó la directora del museo en el acto de entrega de premios, podemos comprobar cómo entiende el público al museo. Sin olvidar que, considerando el museo como un centro cultural ("en el que pasan constantemente cosas", en palabras de David Luque), la promoción del arte, y en este caso de la literatura, están entre sus objetivos esenciales.

Como todo premio, su reconocimiento también viene dado por su trayectoria (y en este caso podemos hablar directamente de 10 magníficas ediciones) y, sobre todo, por el jurado encargado de valorar los originales. Un jurado que, en esta décima edición, ha vuelto a ser de verdadero lujo. Lo encabezada Juan Madrid, el más destacado autor de novela negra española en la actualidad ("Los escritores de novela negra en España somos tan pocos, que Juan Madrid es uno de los dos", dijo Manuel Vázquez Montalbán hace unos años), acompañado de Eva Díaz Pérez, periodista y reconocida escritora a quien tuve el honor de presentar en Pozoblanco con motivo de la celebración del Día del Libro hace sólo un par de meses, Francisco A. Carrasco, periodista y escritor, ganador entre otros del Premio Solienses 2012, Antonio Zafra Arrebola, ganador de la IX edición y Manuela Gómez Camacho, delegada territorial de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Córdoba. Un excepcional jurado que prestigia sin duda un gran premio literario.

No podemos ocultarlo: la dotación económica también sirve para prestigiar un premio literario. Y, evidentemente, con un primer premio de 900 €, en este aspecto el Concurso de Relatos no es de los mejor dotados. Aunque, como dice un amigo, para calcular la cuantía debemos dividir el premio entre el número de folios escritos, y en este caso, como la extensión de los relatos está limitada por las bases a dos folios, el premio estaría dotado con 450 € por folio, lo que no está nada mal.

Bromas aparte, estoy convencido de que, si bien la dotación global no es espectacular, la forma adoptada para la organización de este premio sí puede contribuir a prestigiarlo. Porque en estos tiempos de crisis, en los que la cultura no suele llevarse la mejor parte, la colaboración de personas e instituciones diferentes con un mismo fin puede mantener con gran dignidad un proyecto cultural como este. Los tres premios están patrocinados por empresas (Fundación PRASA, Grupo Sojo y Arqueobética), pero el Museo Arqueológico cuenta además para la organización con la colaboración de Zum Creativos, la Asociación de Amigos del Museo y el Centro Andaluz de las Letras. Con un sistema, que ya lleva años funcionando, que presagia lo que puede dar de sí ese concepto en el que está ahora empeñada la Consejería de Cultura: el micromecenazgo.

En definitiva, también el sistema organizativo de este concurso (como muchas otras cosas en el Museo Arqueológico de Córdoba) ha estado siempre a la vanguardia. Puede que haya quien todavía piense que esto de los relatos no es una actividad propia de un museo arqueológico. Volviendo a citar las palabras en el acto del Director General de Industrias Creativas, yo también creo que es una actividad propia de "un museo del siglo XXI". No en vano, el Consejo Internacional de Museos (ICOM) ha integrado este año el X Concurso de Relatos del Museo Arqueológico de Córdoba dentro de las actividades recomendadas escogidas de entre las miles de actividades con las que los museos de todo el mundo han conmemorado el Día Internacional de los Museos. Un reconocimiento merecido.

Termino pidiendos disculpas si me he dejado llevar por el entusiasmo. Pero me ha hecho mucha ilusión volver a estar ligado a este Concurso de Relatos. Porque trabajé en el desarrollo de la idea hasta que celebramos la I edición (para la que contamos en el jurado con Rosa Regás). Y en la décima edición he tenido la posiblidad de participar de nuevo, esta vez como representante de la Fundación PRASA, entidad patrocinadora del primer premio. Todo un lujo y todo un placer, de verdad.

Aunque en El Día dice "ganadores del concurso", los de segunda fila no lo somos.

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